Pulsar play.
Subir el volumen.
Leer con los ojos cerrados.
Cerraba la puerta sabiendo que iba a tardar en abrirla.
Y esa luz tenue anaranjada que te iluminaba.
La música ponía el ritmo.
Tú le ibas poniendo el tono.
Yo me iba poniendo.
Me moría de ganas de verte la cara, por eso te puse de espaldas.
Para quedarme con las ganas.
Para aumentarte las ganas.
Eso de que tengas el pelo suelto, solo me incita a recogerlo con una mano.
Para besarte con la otra mano por debajo de la camiseta.
Mientras mis labios se van derritiendo por tu cuello.
Antes de que pienses en quitarte la camiseta, ya hace un rato que te la he quitado yo.
Porque no me gusta que te desnudes, prefiero desnudarte yo.
No por nada.
Solo que con cada prenda que te quito, yo me pongo un año mas de vida.
Ya no tienes camiseta donde esconder mis manos.
Tendré que bajar un poco más.
Tus pantalones, mi nuevo escondite.
Lástima que te hayan durado tan poco puestos.
Ahora sí, quiero verte la cara.
Empezar a morderte los labios y terminar mordiéndote el cuello por detrás.
Dar una vuelta por tu cuerpo a mordiscos.
Comenzar por delante y terminar por detrás.
Y ahora que ya no tengo donde esconderme...tú ganas.
Me has encontrado.
Bueno no, mejor vamos a seguir jugando.
No me quedan sitios donde esconderme,
pero sí me quedan sitios donde tocarte.
