Imagina un lugar. Que sea totalmente desconocido, pero a la vez te resulte familiar.
Por ejemplo, una playa. Todos hemos estado alguna vez en una playa.
Ahora sitúate en una noche de verano. Ponte en situación.
Ahora sitúate en una noche de verano. Ponte en situación.
Vas andando por el caminito de madera que siempre te deja en mitad de la arena.
No hay mejor sensación que andar descalzo cuando la arena está fría.
Solo una sensación. Y es andar con esa chica.
Por suerte, lo estás haciendo. Estas andando con ella.
Os sentáis allí donde ni la luz del faro pueda llegar.
¿Cuánto tiempo se necesita para conocer una persona?. Dijo la chica.
A veces solo unas copas. Contestó la botella de ron.
Y es que jugando a juegos de beber es mas fácil contestar.
"Yo nunca me he enamorado". Los dos beben.
"Yo nunca he besado a alguno de los presentes". Ninguno bebe.
Y entonces llega esa ligera pausa, en la que os tumbáis.
¿A donde coño va la luna cuando no se deja ver y aún es de noche?
Y empezáis a mirar el cielo y hablar sobre la vida. Y eso sí que es infinito.
Quien te iba a decir que los atardeceres sólo se veían cuando se iba el sol.
Tumbado puedes ver cualquier cosa.
No hay mejor sensación que estar desnudo tumbado sobre la arena cuando está fría.
Solo una sensación. Y es estarlo con esa chica.
"Yo nunca he besado a alguno de los presentes". Los dos beben.
