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martes, 17 de diciembre de 2019

Viajar contigo

Sabiendo de sobra que podía pasar,
me voy de viaje contigo.
Y claro, pasó.
Disfrutamos juntos de la vida en su máximo exponente.
Crecimos juntos de una manera descontrolada.
No sólo por suspirar juntos al ver un lugar nuevo por primera vez,
sino también por habernos servido de almohada en largas horas de viaje.
Por habernos puesto a prueba, y formar un equipo de la hostia.
Por darnos la seguridad mutua que nos ha hecho ser valientes,
y exprimir un lugar al máximo.
Aunque dicen que un destino no es un lugar,
sino una nueva forma de ver las cosas.
Porque hemos cantado y bailado juntos canciones sin el más mínimo de los sentidos.
Y la música, siempre, todo.
Por compartir comida y probar el doble,
y repetir siempre en el postre.
O por esa forma desesperada de cogerme del brazo cuando pasamos por turbulencias,
como si agarrándote a mi fueras a evitar estrellarte.
Tú, que siempre vives volando.
Sin parar de pisarte los piés, como el que se pellizca en el brazo para ver si está despierto,
o lo está soñando.
Y claro, pasó.
Me dí cuenta de que el verdadero viaje, eres tú.


jueves, 12 de diciembre de 2019

Haciendo eclipse con la luna

He corrido hasta por las paredes.
Siempre en la misma dirección.
Huyendo de todo aquello que me separaba de tí,
y acercándome sin darme cuenta, al precipicio.
Y esque nada en exceso, es bueno.
Excepto tú.
Que de tanto pensar en tí, he encharcado mi cabeza con mentiras.
Las mismas que me digo a mi mismo
para intentar convencerme de que no eres tan buena.
Para que luego, cuando me de cuenta de que eres todo eso que me falta,
no me dé una sobredosis de realidad.
No vaya a ser que con la emoción
empiece a correr en la dirección contraria.
Y empiece a creerme las mentiras que me digo.
Hasta que acabemos tirados en el suelo,
desnudos,
con las pupilas dilatadas,
la piel de gallina,
y haciendo eclipse con la luna.



lunes, 25 de noviembre de 2019

Tu sombra

Contigo he aprendido que el vino también abriga,
cuando nos lo tomamos juntos,
y acabamos debatiendo sobre temas infinitos.
He aprendido también que no tengo nada.
Y que lo tengo todo.
Y es que me recuerdas sin darte cuenta, que soportar es un verbo feísimo. 
Y que disfrutar, y no pensar demasiado, es el verbo por excelencia.
Y sabiendo que olvidar, es hacer mudanza dentro de uno mismo,
me invitas a deshacer las maletas 
y quedarme, al menos, hasta que me rompas en pedazos.
Como viajar en el tiempo al escuchar una canción antigua,
y luego darte cuenta de que el billete es sólo de vuelta, y no de de ida.
Lo bonito, y paradójico,
es que algún día volveremos a estar aquí cuando escuchemos esta canción.
A ver si para entonces nos siguen sudando las manos,
al intentar cambiar de canción.
El problema es mío, por ser tan curioso.
Y tuyo, por dar tanta curiosidad.
Y no quiero, pero estoy empezando a pensar que mi lugar favorito
no esta mucho más lejos de allá donde alcance tu sombra.
El problema es que tu sombra,
como tú, es infinita.
y nunca encuentro el punto medio donde quedarme.



miércoles, 19 de diciembre de 2018

Noches de insomnio

Una cosa tienes clara.
No se brilla apagando a los demás.
Y en eso eres experta.
Tú brillas, encendiendo a los demás.
Bueno, a los demás no, encendiéndome a mi.
Que me esperas con la espalda destapada,
y el tanga subido por encima de la cintura,
y yo empiezo a arder como una cerilla.
Y cuando dos cerillas se juntan,
empiezan a arder más fuerte,
más lento,
y con más luz.
Suerte que ahora te quedas conmigo en mis noches de insomnio,
en las que ya no me apetece contar ovejitas.
Ahora prefiero ir contanto la ropa que te quito.
No me quedo dormido así, eso está claro.
Pero algo parecido, porque despierto tampoco estoy.
Una especie de limbo, donde conviven todas esas miradas
que se hacen dos desconocidos que se gustan.
Antes de chocarse con las pestañas
y besarse las pupilas.
Y así todas las noches.
Porque cuando no estás, te pienso en voz alta.
Cómo en un bucle infinito, y a camara lenta, en el que no dejas de sonreírme.
Suerte que ahora me gustan las noches de insomnio.


domingo, 28 de octubre de 2018

Poco siempre es más que nada

A veces cuando no encuentro la inspiración,
me pongo una de esas playlist chillout de Spotify.
Nunca me inspiran mientras suenan,
siempre cuando las quito.
Quizás es porque ya han hecho su función
y al final han conseguido inspirarme.
Mi duda es, si también nos pasa esto con las personas.
Y recibimos lo mejor de ellas cuando parece que todo ha terminado.
Sólo que en este caso
no es tan fácil como volver a pulsar el botón del play. 
Las personas tenemos botones, 
pero no pausas.
Y no siempre llegamos a saberlo. 
Personalmente, creo que no me haría falta llegar a ese extremo.
Te prefiero a tí mil veces en tu peor momento, 
que a cualquier otro en su mejor momento.
Y a veces sólo necesitamos que alguien nos diga 
que no lo estamos haciendo tan mal.
Que ya con eso tiramos, almenos, 
hasta que la falta de interés mate a las ganas. 
Si yo fuera tú, probaría.
Ya no hay nada que perder,
y hay poco por ganar.
Pero poco siempre es más que nada. 





sábado, 27 de octubre de 2018

De tanto rebobinar

A veces me gusta leer aquello que me escribías.
Cuando tenías tiempo y ganas.
El problema es que perdemos las ganas más fácil que el tiempo.
A ti aún te quedan minutos.
A mí aún me quedan ganas.
Pero esto tiene sus ventajas.
Y es que me he dado cuenta de que no te necesito,
pero aún así sigo pensando en tí.
Y eso tiene que significar algo.
Aún no he descubierto en qué idioma,
pero seguro que quiere decir algo.
Si es mentira, no voy a pedirte disculpas por adelantado.
Y si es verdad, primero tendría que inventarmela.
Que de tanto rebobinar, ahora tengo una canción que no me sale del pecho.
Y no siempre es cómodo.A veces el estribillo me choca con el corazón.
Luego vienes, y te tumbas en mi pecho a escucharla.
Y entonces, es el corazón el que canta.
A ver si con suerte se para, y nos deja perder el tiempo de una vez.







martes, 2 de octubre de 2018

Quiérete

Quiérete.
Sin peros.
Con todas tus fuerzas y con todas tus ganas.
Sin condiciones ni restricciones.
Que la vida te vea tal cual eres, sin máscara.
Como si fuera el primer y último día de tu vida.
Que le den a los estereotipos,
porque solamente tú sabes lo que realmente importa.
Quiérete, como quieres que te quieran,
porque nadie lo hará mejor que tú.
Sin miedos. Sin preguntas. Sin prejuicios.
Sin básculas y sin medidas.
Por encima de todo y de todos.
Sin limites. Sin cadenas. Sin motivo.
Equivócate y aprende. Crece.
Persigue aquello que te gusta, que te hace feliz.
Sorpréndete a ti mismo.
Con arrugas. Con defectos. Con manías.
Con virtudes. Con valores. Con personalidad.
Sin pausa, y con prisa.
Quiérete.
Mucho.